La vejez: Una cosa del pasado

Las calles de Tokio, así como las de New York y Santiago de Chile, están cada vez más pobladas por personas de más de 65 años. Se les ve caminando junto a sus parejas, nietos y compañeros de universidad. Y es que los adultos mayores viven un modelo social muy distinto del que existía hace treinta años, es más, se podría decir incluso que son  activos social, intelectual y económicamente.

Pero ¿cómo enfrentar los desafíos de esta nueva vejez? Las respuestas las dan los expertos que orientan a las familias sobre qué hacer y cómo intervenir con sus padres y/o abuelos, esos que dejaron de ser el viejito o viejita que espera paciente la visita del familiar para tomar el té con galletas.

El Programa Adulto Mayor y Salud Mental (AMYSAM) de la Facultad de Psicología UAH, mira esta proyección como un desafío y responde a las nuevas problemáticas: “Los adultos mayores deben aprender nuevos roles sociales, como por ejemplo a ser abuelos o reinsertarse laboralmente luego de una jubilación obligatoria”, dice Marisol del Pozo, coordinadora del programa.  

Del Pozo es psicóloga clínica, terapeuta familiar y Magíster en Sociología, llegó el 2010 al campo de investigación de la vejez  cuando se integró al área de postgrado de la Facultad de Psicología. Desde su práctica clínica como terapeuta de pareja,  comenzó a pesquisar en varios de sus pacientes de 45 y 50 años el tema de cómo cuidar de los padres, la crisis familiar que generaba un cambio vital como la viudez, la jubilación obligatoria, así como también los efectos de una enfermedad crónica que requería de cuidados especiales. En definitiva trataba de enseñar que ser viejo no era marginarse de la esfera pública, y desde la psicología clínica había que hacerse cargo.  

Así nació el programa Amysam que es interdisciplinario y tiene como objetivo brindar servicios de salud mental especializados para la población mayor, sus cercanos y familiares.  Si bien, prepara a quienes enfrentan esta etapa de la vida y a su círculo más cercano, el desafío es integrarlos a nivel comunitario el pensar en cómo los incluimos socialmente. He aquí la relevancia de este centro, porque el cambio en el trato debe ser socio cultural: “Es relevante reconocer cómo operan los prejuicios y discriminaciones por edad, generando malestar psicosocial y un factor de riesgo para el desarrollo de trastornos de la salud mental”, dice del Pozo.  

Este programa clínico inyecta nuevas miradas en el paradigma  de cómo debemos tratar a los adultos mayores y cómo queremos que nos traten cuando nosotros también seamos parte de ese grupo.

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