¿Por qué?

Vivimos en un mundo definido por la velocidad de los cambios. Un mundo que necesita cada vez más de ideas, de pensamientos, de valores humanistas, de la empatía. ¿Cómo dotamos de significado a los cambios de hoy?
Quienes se desenvuelven en las Humanidades y en las Ciencias Sociales suelen ser quienes plantean las preguntas esenciales. Los que cuestionan el status quo. Los que, en medio del vertiginoso ritmo de la inmediatez, de los resultados, de la productividad, se preguntan por el sentido de lo que hacemos, el sentido del ser humano.
¿De qué modo participamos en la globalización si no comprendemos quiénes somos y qué es aquello que nos hace singulares como personas, como ciudadanos, como nación? Sin las Humanidades no es posible traer al presente las lecciones del pasado, ni comprender mejor lo que nos hace humanos a través del arte y otras manifestaciones de la cultura, ni dotar a los acelerados cambios científicos y tecnológicos de un marco ético. Sin las Ciencias Sociales -como la Economía, la Sociología, la Geografía-, no es posible transformar el crecimiento económico en verdadero desarrollo: aquel que, más que riqueza, lo que crea es una sociedad equitativa, justa, creativa, humana.
Textos y entrevistas del sitio: Carmen Sepúlveda, periodista.

Hay que dejar las rigideces que impiden avanzar

Septiembre, 2014 | Economía, Entrevista, Sociedad

Pedro Irureta

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Muchas de las normas del Código del Trabajo se crearon décadas atrás, cuando la gente echaba raíces en una empresa, no existía la tecnología para pensar en trabajos que hoy son normales y Chile no estaba sujeto a normativas internacionales que hoy ha suscrito. ¿Qué desafíos presenta la legislación laboral hoy?

En octubre el gobierno presentará su proyecto de reforma laboral al congreso. A pesar de que aún no hay detalles, el empresariado la ha tildado de anticuada y ha dicho que va a disminuir la productividad y los trabajadores han realizado varias marchas exigiendo que se mantengan las garantías que les han prometido.

Pedro Irureta, decano de la Facultad de Derecho de la Universidad Alberto Hurtado y experto en derecho laboral y seguridad social, cree que hay que dejar los prejuicios y rigideces que impiden revisar la legislación.

“En principio, lo que se ha mostrado me parece que va en la línea correcta”, dijo Irureta. “El diseño actual deja en evidencia una asimetría entre los poderes que tiene la empresa en relación con las alternativas que tienen los trabajadores. Ahora, todas estas cosas cuando uno las baja a terreno requieren un grado mayor de análisis, pero yo no sería tan tajante en decir que todo lo que se está proponiendo en materia de reformas es algo que sea anticuado ni que nos vaya a devolver a la prehistoria”.

Irureta explica que la legislación chilena presenta hoy seis desafíos importantes. Al menos dos de ellos tienen que ver con adecuarse a la incorporación de Chile al orden económico mundial. Esto, explica, nos ha obligado a enfrentarnos a un mercado más competitivo y al mismo tiempo reconocer el cumplimiento del derecho a estándares más altos, producto de la firma de convenios internacionales. Chile es el país que más tratados de libre comercio ha firmado en el mundo, asevera.

“Difícilmente alguien podría estar en desacuerdo sobre la necesidad de reformar el código para armonizar sus leyes con las de la Organización Internacional del Trabajo (OIT)”, dice Irureta respecto a la reforma.

Sin embargo, la realidad es que sí hay desacuerdo en ese punto, en específico con la implementación del convenio 87 de la OIT sobre la libertad sindical y la protección del derecho de sindicación. Una de las propuestas más combatidas es fin del reemplazo en huelga.

El secretario general de la Sociedad Nacional de Minería (Sonami), Jorge Riesco, dijo textualmente que imponer una reforma a la negociación colectiva porque un convenio de la OIT lo dice “no me parece que sea una razón aceptada”.

La ministra del Trabajo, Javiera Blanco, ha dicho que es necesario tomar esas medidas y otras como la titularidad sindical y los pisos mínimos para la negociación colectiva, para lograr mayores tasas de sindicalización que en Chile son de entre 14 y 15%.

Para Irureta ese es otro de los grandes desafíos que presenta la legislación laboral ya que nuestras tasas de sindicalización son diez puntos porcentuales más bajas que el promedio de la OCDE [Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico]. Nunca es sano cuando el conflicto no encuentra causes legales, advierte.

“Todos los estudios indican que en la medida que haya sindicatos más representativos habrá mayor estabilidad social. La pregunta es cómo el sistema es capaz de fomentar un mayor desarrollo de la actividad sindical y de la negociación colectiva, sin traumas, sin patologías, y sabiendo que es parte del juego democrático”, dijo Irureta.

La clave, dice el experto, es generar un empleo con garantías suficientes que al mismo tiempo permita responder a la dinamismo económico mundial.

“La OIT [Organización Internacional del Trabajo] tiene una expresión que es el empleo decente. Bueno, pongámonos de acuerdo en cuál es el empleo decente. Y cuando digo empleo decente, digo primero que nada empleo formal. Pero tenemos que ponernos de acuerdo en cuál es el grado de formalidad que queremos para una determinada actividad, sin ahogar esa actividad”. 

Finalmente la legislación debe actualizarse, dice Irureta, ya que muchas de las normas fueron hechas en un tiempo donde no existía tanta movilidad laboral entre empresas y países, ni existía la tecnología ni la necesidad para crear tipos de trabajo que existen hoy.

“En todos los países ocurre que hay rigideces institucionales que por razones a veces ideológicas o de prejuicios no se está dispuesto a revisar pero que en la práctica podrían producir un resultado positivo”, elabora. “A mi lo que me parece equívoco es que nada se pueda revisar, que nada se pueda discutir. Creo que eso obliga a ver hasta qué punto se está dispuesto a buscar un equilibrio entre un orden económico mundial que obliga a ser competitivo, pero al mismo tiempo proteger aquellos aspectos del trabajo que no estoy dispuesto a renunciar”.

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Pedro Irureta
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