¿Por qué?

Vivimos en un mundo definido por la velocidad de los cambios. Un mundo que necesita cada vez más de ideas, de pensamientos, de valores humanistas, de la empatía. ¿Cómo dotamos de significado a los cambios de hoy?
Quienes se desenvuelven en las Humanidades y en las Ciencias Sociales suelen ser quienes plantean las preguntas esenciales. Los que cuestionan el status quo. Los que, en medio del vertiginoso ritmo de la inmediatez, de los resultados, de la productividad, se preguntan por el sentido de lo que hacemos, el sentido del ser humano.
¿De qué modo participamos en la globalización si no comprendemos quiénes somos y qué es aquello que nos hace singulares como personas, como ciudadanos, como nación? Sin las Humanidades no es posible traer al presente las lecciones del pasado, ni comprender mejor lo que nos hace humanos a través del arte y otras manifestaciones de la cultura, ni dotar a los acelerados cambios científicos y tecnológicos de un marco ético. Sin las Ciencias Sociales -como la Economía, la Sociología, la Geografía-, no es posible transformar el crecimiento económico en verdadero desarrollo: aquel que, más que riqueza, lo que crea es una sociedad equitativa, justa, creativa, humana.
Textos y entrevistas del sitio: Carmen Sepúlveda, periodista.

El choque entre civilizaciones lleva a un exterminio

Septiembre, 2014 | Cultura, Entrevista, Género y diversidad, Sociedad

Isaac Caro

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La religión se ha constituído en un elemento fundamental en las relaciones internas y externas de naciones cada vez más cosmopolitas. Pero la mezcla de culturas presenta la amenaza de un choque. ¿Cómo vamos a lograr un diálogo entre civilizaciones para que nuestras diferencias no nos aniquilen?

En los últimos veinte años la religión ha cobrado una importancia central en las relaciones internacionales. Los atentados terroristas realizados por grupos yihadistas en Nueva York en 2001, en Madrid en 2004 y en Londres en 2005 con sus respectivas consecuencias y la guerra contra el Estado Islámico (EI) en la actualidad, son pruebas de ello. 

Isaac Caro, director de la revista Persona y Sociedad y profesor de Ciencia Política Y Relaciones Internacionales de la Universidad Alberto Hurtado, explica que el islamismo -movimiento que difiere del islam por tener una propuesta que además de religiosa es política, social y cultural- comenzó a tomar fuerza a principio de los noventa confrontando a la cultura occidental. Este enfrentamiento fue llamado el choque de civilizaciones.

En los últimos años, algunos jóvenes occidentales disconformes con un mundo cada vez más materialista se han unido al islamismo. Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, solo en julio de este año unas 6.300 personas se unieron al EI; 1.300 de ellos eran extranjeros. 

“El islamismo, no el islam, representa para algunos jóvenes occidentales una alternativa, pero es una alternativa que no se puede justificar porque lleva a un exterminio. Me parece que alrededor de 30 o 40 por ciento del EI son personas que provienen de occidente”, dice Caro.

Frente a esta realidad, la única opción de supervivencia según Caro, es el diálogo entre civilizaciones, tendendencia que postula que no se puede condenar a todo el islam como cultura, sino que es necesario crear puentes que nos lleven a un entendimiento planetario.

“Lo más importante para que se produzca un diálogo es evitar los estereotipos y las generalizaciones que nos llevan a la xenofobia, a la islamofobia y al antisemitismo”, explica Caro. “Se trata de ver que existe una diversidad en el mundo, tanto religiosa como cultural, tanto en el mundo judío como el cristiano como el indio como el chino. El apuntar a esa diversidad es lo que nos permite establecer pautas para el diálogo”.

Chile, al igual que el resto del mundo, se está convirtiendo en un país cada vez más multicultural y religioso, con un aumento de inmigrantes de distintas etnias y una creciente población musulmana y judía ortodoxa. Según cifras de la Corporación Latinobarómetro, en 1995 en Chile un 74 por ciento de la población era católica. En 2013 en cambio, los católicos conformaban el 57 por ciento.

“En Chile, y en occidente, no tenemos en consideración lo que pasa con otras culturas y religiones”, dice Caro. “Pero estamos encaminados a ser ciudadanos cosmopolitas, y en ese sentido el gran desafío es en materia educacional y de políticas públicas consiste en conocer al otro”.

Pero en Chile, estamos lejos de eso. El profesor cuenta que cuando le pregunta a sus alumnos quienes han visitado una sinagoga o una mezquita, solo los alumnos extranjeros levantan la mano.

“Creo que indiscutiblemente tienen que haber cambios en la educación Hay que incorporar cursos que correspondan a religiones distintas al cristianismo; por lo menos que haya opción de estudiar el judaísmo, el islam. Que los cursos de historia no se limiten a la historia oficial, sino que haya posiciones más críticas. Y que se pueda conocer la historia del Perú, la historia de Bolivia”, explica.

Según el experto, Argentina, Uruguay y Brasil están mucho más avanzados que nosotros en temas de diversidad. Argentina y Brasil tienen planes en la Alianza de Civilizaciones, una iniciativa global que busca iniciativas concretas para contribuir al diálogo de civilizaciones. Chile no cuenta con un plan nacional, pero se han desarrollado cinco encuentros internacionales de diálogo organizados por la embajada de Marruecos y el Centro Mohammed VI, en los cuales Caro tiene un rol central.

 

Links UAH: 
Facultad de Ciencias Sociales
Departamento de Ciencia Política y Relaciones Internacionales
Presentación libro “Islam y Judaísmo contemporáneos en América Latina”
Persona y Sociedad
Postgrado UAH
Ediciones UAH

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