Ecofeminismo: la batalla que dan las mujeres de Chiloé
Qué encuentras cuando conversas con mujeres de Chiloé que muchas veces sin acceso al agua, trabajan el campo. ¿Cuáles son sus principales brechas de equidad de género en el acceso a energías renovables? ¿Qué lugar ocupan como sujetos sociales y políticos? Sus experiencias, sus anhelos y sus visiones de mundo: ¿Son consideradas?
La directora del Diplomado en Educación Ambiental del Departamento de Sociología de la Universidad Alberto Hurtado, Jorgelina Sannazzaro, junto a Paloma Gajardo investigó -entre los meses de marzo y julio de 2020- las vidas de ocho mujeres de las comunas de Ancud, Quellón, Quemchi y Castro en la Provincia de Chiloé además de una experiencia comunitaria.
Berta Vera de Putique Quincha es una de ellas. Parte de su historia es que es agricultora, productora orgánica y permacultora (filosofía de trabajar con, y no en contra de la naturaleza; de observación prolongada y reflexiva) y utiliza paneles solares para iluminación y calefacción de invernadero mediante ampolletas infra rojas. Con las ampolletas led amplía la jornada de trabajo y produce lechuga, acelga, uvas y plantas medicinales. “Una mujer en el campo, debe hacer de hombre y de mujer. Uno debe saberlo todo. Yo sé usar moto, el motocultor, me falta aprender a soldar”, dice.
Gloria Alejandra Benavente es otra emprendedora a cargo de un proyecto de turismo productivo y trabaja principalmente con el cultivo de la murta y otros frutos menores. Ella es de Huillinco, Chonchi, y utiliza el sistema de riego con paneles solares, el riego por goteo de diferentes tipos que les facilita tener el nivel de plantación que tienen. “Las mujeres participan más en la agricultura que los hombres”, cuenta.
Y tal como las mujeres anteriores, Cecilia Guineo de Coipomó, Ancud, participa en la Asociación de productores orgánicos de Chiloé en una Comunidad Indígena y realiza producción orgánica, lechería agroecológica y se desempeña en capacitaciones en agricultura orgánica y agroecología. Utiliza calefacción de agua para la limpieza de la sala de ordeñe y en el equipo utilizado en la faena para grupos que reciben capacitación en materias agroecológicos. “Las mujeres andamos en todas en todo orden de cosas, siempre podemos hacer tres o cuatro cosas más que los hombres, hoy día se dice que hay igualdad, pero yo no lo veo tan así”, señala.
Según explica, Jorgelina Sannazzaro esta investigación puso en el centro la conversación con ellas porque el objetivo fue construir una ruta el diálogo de saberes: “La idea fue escuchar, visibilizar y entramar las experiencias de las mujeres rurales conjugando las reflexiones teóricas con mirada ecofeminista, de ahí que fue esencial incorporar la perspectiva de género en temas energéticos, considerar la división sexual del trabajo como un elemento clave respecto a la cantidad de tiempo que dedican ellas al trabajo doméstico no remunerado y al cuidado de otros segmentos de población vulnerable -niños/as, discapacitados y personas mayores. Ambas actividades ocurren al interior del hogar e implican una serie de acciones que requieren de la gestión del acceso y del uso constante de diversas fuentes de energía para satisfacer necesidades. Y, por último, fue necesario pensar desde la interseccionalidad, no es lo mismo ser mujer migrante, indígena, campesina, con o sin hijos.
Los hallazgos de este estudio se publicaron en una cartilla con un diseño muy amigable donde cuentan parte de los relatos de las mujeres rurales que resultaron ser un reflejo de procesos comunitarios y empoderamientos femeninos y la creación de una nueva organización: la Red de Mujeres y Tecnologías sustentables La Trenza.
-En la cartilla usted dice que “La igualdad de género es fundamental para una efectiva acción climática” – ¿Qué quiere decir? –
– De acuerdo con los patrones culturales de la reproducción y cuidado imperantes en la región latinoamericana, las mujeres siguen siendo las principales responsables de la alimentación, limpieza, cuidado de personas dependientes, así como de la calefacción, cuidado de huerta y animales, etc., por lo que también es parte de su responsabilidad dentro de la división sexual del trabajo, buscar los medios para acceder y gestionar la energía requerida para satisfacer estas necesidades. Organismos internacionales como la CEPAL señalan que es importante considerar la contribución de las mujeres a la mitigación del cambio climático por su rol tanto en el hogar como en las comunidades.
-Una de las conclusiones de esta investigación fue que las posibilidades de empoderamiento femenino para constituirse en sujetos sociales se podrían revertir si se modifica la visión patriarcal de la sociedad. – ¿Cree que un sistema de cuotas paritario podría ayudar a que estas mujeres con tanta organización y saberes puedan llegar a cargos de poder? –
– Se precisan cambios institucionales, pero también sociales y culturales para lograr transformaciones sustantivas. Para nosotras incorporar la perspectiva de género implica una visión integral respecto al valor del trabajo no remunerado en nuestras sociedades, a la vez que visibilizar la superposición de vulnerabilidades que trae asociadas.
– ¿Qué fue lo más complejo de este estudio? –
-Lo más complejo fue realizarla en contexto de pandemia. Tuvimos que adaptar la metodología a la contingencia, incluyendo diversos modos de etnografía virtual, entrevistas por diversos medios telemáticos e intercambios de información y fotografías por medios digitales.
-Y “La trenza” como red: ¿Qué tiene pensando a futuro? –
-Actualmente estamos distribuyendo a todas las integrantes la versión impresa de la cartilla, eso nos tiene muy contentas. Desearíamos tener más reuniones presenciales con la red, dado que no todas tienen buena cobertura y señal de internet. Además, estamos buscando financiamiento para poder ampliar el estudio inicial, transferir nuestros aprendizajes a otros colectivos y comunidades.
Este trabajo fue financiado por ANID – Programa Iniciativa Científica Milenio son NCS13_024 y una de las conclusiones fue una lista de deficiencias a nivel de gestión estatal que impide o dificulta que estas emprendedoras crezcan y ocupen cargos de poder. Entre estos obstáculos destacan la extrema rigidez de los programas gubernamentales en cuanto a los tipos de financiamiento, tipos de proyectos y la heterogeneidad de sus usuarios que no consideran aspectos como el género, extrema ruralidad e insularidad. Falta de acompañamiento cuando el financiamiento de los proyectos surge desde las instituciones y falta de apoyo para la mantención de las tecnologías post instalación, entre otras tantas. El sitio de la trenza es facebook.com/RedLaTrenza y quienes quieran sumarse pueden escribir a red.latrenza@gmail.com
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