De TikTok a WhatsApp: las redes que «informan» a los chilenos
Una caída en el consumo de medios tradicionales y la arremetida de las redes sociales: WhatsApp como la red más democrática –aunque poco confiable– y TikTok como la menos creíble. Son hallazgos de la investigación encabezada por Ximena Orchard, directora del Departamento de Periodismo UAH.
Una serie de preguntas surgió durante y después del estallido social a propósito de las coberturas noticiosas y del rol de los periodistas en la creación de realidades, lo que dio pie para ir al trasfondo disciplinar de la práctica periodística: ¿cuál es la autoridad profesional del periodismo como campo informativo? ¿De qué manera construye su relación con las audiencias? ¿Y cómo legitima su práctica?
El estudio “Audiencias, consumos informativos y valoración del periodismo”, a cargo de Ximena Orchard, directora del Departamento de Periodismo UAH, forma parte de un FONDECYT de Iniciación Nº11201140 que –luego de encuestar a 1.214 casos distribuidos en zonas urbanas de las macrozonas del país; trabajar en ocho grupos de discusión, y hacer un análisis cuantitativo y cualitativo–levantó datos respecto de cómo hoy las personas en Chile se relacionan con los medios, cuáles son las expectativas que tienen de los periodistas y si existen diferencias entre los distintos segmentos sociales en cuanto al interés de estar informados.
Según explica la investigadora, en los segmentos más altos están más interesados en las noticias y tienen un consumo más activo porque son audiencias más críticas y con expectativas más altas; mientras que, en los segmentos medios, medio bajo, bajo, y en audiencias más jóvenes, los consumos informativos son lejanos y presentan una “fatiga informativa” o evitación de noticias. A su vez, los segmentos menos críticos evalúan mejor la labor periodística porque no tienen un vínculo significativo con los contenidos.
“Una de las preguntas, pensada en cómo los contenidos se incorporan a la vida cotidiana, era si la gente conversa o no en su casa sobre una noticia. Y efectivamente hay una diferencia importante que declara hablar de las noticias, sobre todo con la familia y con los círculos más inmediatos, pero hay una distancia en términos de cómo esos temas son incorporados a la vida cotidiana”, comenta Orchard.
TikTok, la red menos confiable
En cuanto a las redes sociales, la investigación identificó que las plataformas con mayor uso transversal entre los diversos grupos socioeconómicos son WhatsApp, Facebook y YouTube, que también son los espacios donde los encuestados declaran mayor acceso a contenidos informativos; mientras que el mayor consumo incidental de noticias se declara en Facebook e Instagram.
—¿Cuál de todas lidera el consumo de noticias?
Casi el 100% de los encuestados se identifica con WhatsApp como la plataforma a través de la cual acceden a noticias, ya sea porque se las comparten amigos o familiares. Pero, en niveles de confianza, se va a la cola de los medios tradicionales porque no es un espacio donde circulen noticias verificadas. Otra de las características es que se distribuye democráticamente, no está segmentado como Instagram o Twitter, que son espacios que tienden a ser más de consumo de sectores altos o con mayor educación, y llama la atención en esta red el uso protagónico de los adultos mayores.
—Hablando de las personas mayores, que son las que más participan en los plebiscitos, ¿se puede decir que están más interesadas en leer noticias y estar informadas?
Así es, las personas mayores se declaran más interesadas en las noticias que las jóvenes. Esa diferencia también se observa entre estratos socioeconómicos altos, que declaran más interés en las noticias y dicen sentirse más confiados en su capacidad de encontrarlas o jerarquizarlas.
—¿Qué cambios en la acción de informarse de los y las chilenas revela esta investigación?
El consumo de “leer el diario”, incluso online, está en retirada. Hoy la gente accede a las noticias no necesariamente a través de los medios, sino que desde sus contextos informativos: Facebook, Instagram, WhatsApp, Google Noticias. Esos cambios, que son bien estructurales y profundos, desafían la práctica periodística de cómo llegar a esas audiencias y si, efectivamente, lo está haciendo a través de los canales y lenguajes adecuados. Otro tema que me parece interesante es el de los indicadores de confianza hacia las noticias, los medios y a los periodistas, que son más bien bajos. Si la escala era de 1 a 5, todas las medidas de confianza están bajo el 3. Lo que hicimos fue plantear preguntas para los distintos segmentos porque queríamos observar si la gente hacía distinciones entre las noticias, el o la periodista que las presenta, y la organización que las produce.
—¿Y hacen la diferencia?
En relación con los medios y los periodistas casi no hay distinciones: se califican igual. Eso es interesante, porque desde el punto de vista de los periodistas se tiende a asumir que la crítica es externa y que está dirigida a una estructura de propiedad de los medios, pero al menos a través de este indicador no vemos ninguna diferencia.
—¿Qué medio lleva la delantera en confianza?
La confianza de la radio como medio de comunicación es histórico y el estudio no dice nada nuevo: un 52% de los encuestados opina que es confiable o muy confiable.
—Y desde las plataformas, ¿cuál sería la menos confiable?
La que genera mayor desconfianza es TikTok: un 67% de las personas encuestadas considera que la información que circula allí es poco o nada confiable. Y, a pesar de que se critica a los medios tradicionales, igualmente generan un poco más de confianza en términos de su contenido. La mayoría de las y los encuestados se siente competente para encontrar y jerarquizar noticias. No obstante, el 48,4% se siente abrumado por la cantidad de noticias que circulan, y el 35% declara estar de acuerdo con que recibe más noticias de las que puede procesar. El 26% se declara de acuerdo o muy de acuerdo con evitar ver noticias de forma activa.
—En cuanto a las expectativas, ¿qué esperan las y los chilenos del periodismo?
Las expectativas sobre el periodismo se distribuyen de forma similar entre distintos grupos socioeconómicos, pero los con mayor educación son más críticos en su evaluación, lo que genera una brecha mayor entre expectativas y evaluación de la práctica periodística. Las mayores brechas se observan frente a las afirmaciones “el periodismo regularmente informa las cosas como son” y “el periodismo regularmente identifica desinformación o noticias falsas”. Donde hay brechas más altas también hay una demanda por entrega de información confiable y verificada, sin sesgos.
—¿Cómo se leen estos hallazgos desde una escuela de periodismo?
Me parece que hay dos mensajes distintos y que son complementarios. Por una parte, las audiencias esperan que el periodismo sea un espacio donde se acceda a información confiable y relevante para las personas. Otro mensaje tiene que ver con el rol de mediación y representación que cumplen los medios de comunicación. Si hoy hablamos de la crisis de la representación en la política, esa demanda por representación también está anunciada o sugerida en estos resultados. Es un mandato complejo que un medio de comunicación no resuelve en cada producto periodístico, sino que son demandas que requieren propuestas periodísticas diferentes desde los formatos hasta los contenidos. Es bien desafiante.
—¿Qué aporta esta investigación a la sociedad?
Cuando nos preguntamos por este tipo de prácticas, que tienen que ver con cómo nos informamos o en quién confiamos, para mí hablan de la forma en cómo las personas conectamos con el espacio público. Este estudio no tiene un interés en construir guías de consumo informativo: no estamos buscando valorizar estos resultados en términos de likes ni clics, sino más bien entender cómo las personas conectamos con el espacio público. Y desde los espacios de formación rigurosos, como las escuelas de periodismo, se trata de hallazgos que nos desafían no solo para formar buenos profesionales, sino también para que exista una valoración social de esas capacidades y de esos profesionales.
Links UAH:
Ximena Orchard, directora del Departamento de Periodismo UAH
Postgrado UAH
Ediciones UAH
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